La mediación debe ser siempre la solución extrajudicial ante cualquier conflicto. Los problemas con familia, pareja, etc, no tienen porqué llevar a mayores.
Consiste en buscar acuerdos o soluciones, ajustadas a las necesidades de los distintos protagonistas de la mediación, teniendo como punto de partida el conflicto.
Va dirigida a familias y parejas que necesitan afrontar de manera constructiva situaciones de la vida cotidiana que acarrean conflictos.
Es un profesional cualificado y especializado, neutral e imparcial, que sirve de guía y propicia un ambiente dentro de la familia de la pareja de comprensión, comunicación, diálogo y entendimiento necesario para una resolución satisfactoria de los conflictos.
En los conflictos derivados de un proceso de separación o divorcio (antes, durante o después del proceso judicial), en conflictos familiares entre personas con cualquier grado de parentesco (problemas sucesorios, problemas judiciales, intergeneracionales, menores, atención a personas dependientes, multiculturales, de empresa familiar, o cualquier tipo de conflicto que este evitando una convivencia y un bienestar familiar o de pareja… ).
Creación de un marco de comunicación, diálogo y cooperación, tanto en la familia como en la pareja.
Dota a las partes en conflicto de habilidades para la resolución de conflictos, tanto presentes como futuros; adaptándose y respetando cada realidad.
Evita largos y costosos procesos judiciales (nivel emocional y económico) , así como las decisiones no son impuestas sino adoptadas por los propios interesados de manera voluntaria, sin imposición de un tercero.
Minimiza en los hijos los problemas derivados de los conflictos de pareja, así como de la separación o el divorcio.
Reduce el coste emocional y restablece las interrelaciones de los miembros de la familia y de la pareja.
Restablecer y/o mejorar las relaciones entre padres e hijos, favoreciendo formas de comunicaciones eficaces y respetuosas entre ellos, a la hora de afrontar situaciones de enfrentamiento, mejorando el clima familiar necesario para el bienestar y desarrollo de todos sus miembros.
Respeta la intimidad de todas las partes participantes en la mediación.
Contribuir al desarrollo activo de la cultura de paz, como valor dentro del núcleo familiar. En una buena mediación nadie tiene la sensación de pérdida, todos salen fortalecidos.